lunes, 22 de agosto de 2011

Todo listo para la esperada premier de Alucardos. Retrato de un vampiro

En 1995, poco antes de su muerte, el cineasta mexicano de culto, Juan López Moctezuma, desapareció misteriosamente por espacio de 48 horas, de la clínica de rehabilitación donde se encontraba.

Por radio, televisión y prensa, sus amigos y la comunidad cultural corrieron la voz para encontrarlo, hasta que días después el famoso director, actor, conductor de televisión y radio, pintor y amante del jazz, reapareció por su propia voluntad.

A la vuelta de los años, el director Ulises Guzmán desentraña el misterio de esos tres días desconocidos en la vida de uno de los cineastas fundadores de la corriente pánica, a través de Manolo y Lalo, dos admiradores de su obra, quienes después de varios años, rompieron el silencio y confesaron haber ayudado a Moctezuma e escapar del hospital.

Con una agilidad narrativa y una estructura multidimensional pocas veces vista en el género del documental, la cinta Alucardos. Retrato de un vampiro, será estrenada en el marco del Festival Macabro, obsequiando a los admiradores de este director fundamental del cine universal, un viaje por diversos planos que tocan la intimidad, la historia, las obsesiones y el legado de Moctezuma, aunado a la historia paralela de dos jóvenes que convirtieron a su herencia en un mapa de vida simbólico, arquetípico y metafísico.

Director de cintas como La mansión de la locura, Bloody Mary y de Alucarda, obra que inspiró el presente documental, Juan López Moctezuma fue adorado por los beatniks, polemizado por el stablishment y perseguido por las conciencias morales de su tiempo, convirtiéndose en una suerte de héroe de la contracultura que hasta la fecha continúa ofreciendo lecturas diversas sobre su obra.

Al igual que el director Roman Polanski, quien alguna vez manifestó que una de sus cintas favoritas era Alucarda, protagonizada por Tina Romero, los protagonistas de la cinta, Lalo y Manolo, un par de frikis darketos pertenecientes a la tribu aspiracional y wanabee de los rumbos satelucos, consideraron siempre a esta obra la Biblia cinematográfica de sus vidas, a Mocetzuma su Dios Padre, y a Tina Romero, su musa e inspiradora de sueños transgénero.

Un buen día de mediados de los años noventa, ambos se enteran de que el creador de Alucarda ha sido internado en el hospital siquiátrico a causa de las crisis nerviosa que le produjo la filmación y endeudamiento de su última cinta El alimento del miedo, y deciden abordar su viejo bocho para buscar al director y obtener una copia autografiada del filme.

No obstante, al llegar al lugar, se encuentran con que el cineasta de culto que inspiraba retrospectivas en París, el ex director de Televisa Europa, el productor de la cinta El Topo, de Alejandro Jodorowski, el amigo personal del Papa Juan Pablo II y el creador de programas como Panorama del Jazz y La llave del tiempo, se encontraba en un estado de deterioro humano absoluto, sedado y abandonado en una habitación oscura.

Lalo y Manolo se ganan su confianza durante esa visita y el director les implora que lo saquen de aquel lugar, ruego que ellos escuchan para emprender la aventura que marcará sus vidas.

Pero alrededor de Lalo y Manolo se teje al mismo tiempo todo un universo de demonios, pasiones y obsesiones que encontrarán en el legado de Moctezuma un espejo de confrontación, expiación y catarsis.

A Manolo le gustan “las mujeres y Lalo” y durante un tiempo vivió en un coche abandonado; al mismo tiempo colecciona cuchillos por considerarlos los mejores amigos del hombre. Por sus recuerdos cruza a momentos el fantasma de su madre, fallecida en circunstancias trágicas. Por otra parte, Lalo disfruta de alimentar a su tartántula con ratones vivos y asegura haber acudido con Moctezuma al Desierto de los Leones para mimetizar al personaje de Alucarda, bajo su dirección.

El cineasta Ulises Guzmán hace gala de un notable dominio cinematográfico para estructurar un filme que conjuga testimonios de amigos y familiares de Moctezuma, secuencias biográficas, dramatizaciones surrealistas y otras que evocan los espectáculos que solía ofrecer el director en el bar El hijo del cuervo, además de animaciones, películas caseras, stock fílmico, fotografías, etcétera, etcétera.

Alucardos. Retrato de un vampiro, es un filme gozoso que trasciende el documental para convertirse en un testimonio de vida, en una reflexión acerca de los sueños rotos y otros tantos remendados, de la relatividad del éxito y del fracaso, y de la inspiración que brindan esos alquimistas como Juan López Moctezuma que al vivir a su manera, refrendan la imposibilidad del espíritu humano para ser domado.

Gibrán Bazán





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