En una de las tantas secuencias memorables de Thirst (Bakjwi, 2009), del director Chan-wook Park, un sacerdote convertido en un vampiro moderno logra un punto de encuentro entre su fe y su nueva condición a través de esta plegaria:
"En nombre de nuestro señor Jesucristo te pido: Como un leproso putrefacto, que todos me evadan. Como un minusválido sin extremidades, no me dejes mover libremente. Quítame las mejillas, para que mis lágrimas no puedan correr por ellas. Destruye mis labios y lengua, para que no pueda pecar con ellos. Quítame las uñas, para que no pueda aferrarme a nada. Permite que mis hombros y espalda se tuerzan, para que no pueda cargar nada. Como un hombre con un tumor en la cabeza, permíteme no tener juicio. Destruye mi cuerpo dedicado a la castidad, déjame sin orgullo y abandonado a la vergüenza. Que nadie rece por mi. Que sólo la gracia de nuestro señor Jesucristo se apiade de mi".
Buenas noches y no olviden rezar antes de dormir.
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